Nada, sigo sin lectores. Esto es frustrante...
Pero seguiré con mis movidas mentales. El otoño, un año más, ha penetrado en mi espíritu. La verdad es que es una estanción que me sienta como una patada en el culo, no lo voy a negar. Desde épocas del colegio, los meses de la caída de la hoja me desmotivan. Yo soy como las plantas: necesito el sol para revivir.
Me he pasado buena parte del fin de semana taciturna y llorosa. Ayer incluso bendije el trabajo porque me restaba tiempo para pensar en mis miserias (si que estaba mal, si). El domingo por la noche cuando me acosté me entró un buen berrinche. ¿Por qué? No tengo derecho a quejarme: tengo trabajo (algo meritorio según los tiempos que corren), salud, mi familia está sana y a mi lado, mis amigos son estupendos, estoy pagando yo sola un piso, soy joven (30) y en suma, no me falta nada material o inmaterial. Pero me falta algo. Desde que no estoy con Juan Carlos (supongo que parte de mi tristeza se debe a eso) estoy más tristona y melancólica. Se que se pasará, lo sé. Pero contrariamente al resto de la humanidad, cada vez soy más vulnerable a los fracasos amorosos. Imagino que porque soy más mayor y soy consciente de que las oportunidades decrecen cada año que pasa. Soy muy independiente, siempre he estado sola, hago muchas cosas sola. Pero estoy un poco harta. Yo quiero ser una chica convencional, con churry al que venere y que a su vez me quiera. En fin, demasiado difícil para mi...
Imagino que parte de mi problema consiste en no valorar lo que tengo. Si estimase más mi realidad no echaría tanto de menos lo que no tengo o no he tenido. Siempre alampando, siempre ansiando realidades inexistentes...
Podría pensar que soy una inconformista porque lo que tengo no me llena. Y que va. Si lo fuera lucharía por conseguir algo diferente. Buscaría trabajo de lo mio (o al menos uno mejor remunerado), estudiaría para mejorar mi formación y tener más posibilidades de mejorar mi empleo, aunque fuera refrescaría mi inglés, trataría de ser menos tímida con los chicos, viajaría más, conocería más sitios... No digo que sea una infeliz, pero admito que cada año que pasa un ligero poso de amargura se va instalando en mi corazón, y si esto sigue así el poso al final llenaré el vaso y francamente, no me apetece nada.
Quiero vivir, disfrutar, experimentar cosas nuevas. Quiero compartir mi vida con alguien a todos lo niveles. Quiero escribir una novela, un cuento, una historia bonita... quiero.... en fin, a veces no se ni lo que quiero
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