Han empezado los Juegos Olímpicos de invierno. Este año en Vancouver, costa oeste de Canadá, por lo que la diferencia horaria me impide ver el patinaje artístico en directo (aunque menos mal que existe Teledeporte). Las Olimpiadas de invierno no son tan publicitadas como las de de verano, quizás porque España no es un país de nieve. Pero yo guardo un recuerdo especial de los Juegos de Calgary en 1988 (hice un trabajo y todo en la facultad: "Seguimiento de los Juegos Olímpicos en medios de comunicación a raíz de la designación de Barcelona como sede olímpica"). Esa caida en la segunda manga de Blanca Fernández Ochoa cuando iba la primera y que yo vi en directo... ufff, es uno de esos recuerdos deportivos frustrantes de mi vida.
Con respecto al patinaje artístico, cuando yo era pequeña lo echaban con cierta frecuencia por la tele. A mis padres, nada amantes del deporte, les gustaba incluso verlo por su bonita estética. Después esta disciplina fue condenada al ostracismo televisivo y hace unos ocho-diez años TVE lo volvió a recuperar y a darle incluso cierta importancia en su programación, pues descubrió sus indices de audiencia eran sensiblemente superiores a la media (por su puesto en La Dos, la cadena por la que emiten estos eventos deportivos).
Hoy me da por este tema un poco por hacer hincapié en la importancia en el imaginario colectivo de los acontecimientos emitidos por televisión, y especialmente en aquellos que son deportivos, quizás porque suelen ser los más alegres o cuando menos, los más emocionantes. Esto daría para una tesis, sin duda. El primer recuerdo de evento deportivo que yo tengo guardado en mi disco duro es el mundial de fútbol celebrado en España en 1982. No recuerdo ningún partido en concreto, pero si los dibujos de Naranjito que echaban los sábados por la tele, mi album de cromos de las selecciones (y el cromo de Arconada, el primero del album), las monedas conmemorativas que te daban con los yogures Danone y un pañuelo que yo tenía con Sport Billy. También recuerdo algo del partido España-Malta de fútbol en 1983. Concretamente el último gol y el revuelo que se armó en los siguientes días.
Tras esto, vinieron mucha vivencias deportivas a través de la tele y sentada en el sofá: El Eurobasket de España en 1986, varias finales del Roland Garros, el Wimbledon que ganó Conchita Martinez, los tour de Francia con Pedro Delgado e Indurain, la vuelta ciclista que ganó Lucho Herrera y cuya última etapa pasó por delante de mi cole, el Mundial de Natación en Madrid, el de Perth (con Alexander Popov), la Final Four que perdió el Juventut, los mundiales de fútbol de México, Estados Unidos, Italia y Corea, la Eurocopa ganada por España de fútbol (¡un hito!) y la más reciente de baloncesto, diversos mundiales de Gimnasia deportiva, el mundial de motos que que ganó Crivillé en 250cc, la muerte de Ayrton Senna que yo vi en directo como el chocazo que Gerard Berger se pegó contra un muro en Formula I...
Y mención especial para los Juegos Olímpicos (especialmente los de Barcelona) desde el de Los Angeles (del que recuerdo sólo que hacia mucho calor cuando salian las noticias en la tele) hasta los de Vancouver que tienen lugar estos días.
Ufff... después de escribir esto... creo que he visto mucha tele en mi vida.
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