martes, 9 de septiembre de 2008

Esclava de mi cuerpo

Personalmente creo que hoy en día, en la era de la libertad, somos más esclavos que nunca. La hipoteca, el coche, el deseo de tener más, el dinero, el trabajo... todos son pequeños grandes lastres que nos hacen llevar la vida que no queremos (aunque creemos que si). Un compañero de trabajo me ha contado varias veces su teoria de la felicidad.

- Los de la selva amazonica si que viven felices - afirma mi colega- Sólo dedican tres horas a conseguir su alimento y el resto del día lo pueden dedicar a lo que quieran. Nosotros por el contrario tenemos que dedicarnos ocho horas al trabajo, que es la mamera de lograr el sustento

Podría iniciar un discurso anti sistema. incidiendo en la perversión del capitalismo en el que vivimos sumergidos. Pero eso lo dejaré para otro día. Aparte de todas las esclavitudes que he citado hay una más que a mi por lo menos me pesa mucho: Soy esclava de mi cuerpo.

Indepedientemente de la concupiscencia propia de una adulta joven y sana como yo, mi carne mortal me resta horas al día a mi y a mis aficiones, y sólo para mantenerse en línea. Me explico: desde que descubrí que el ejercicio físico me otorgaba un cuerpo más delgado y un mejor tono muscular (aparte de una recuperación más rápida de los latidos de mi corazón cuando me echaba una carrera para pillar el autobus), me veo obligada a hacer deporte todos los días. Y si no todos, casi todos. Natación, bici estática, andar... (y ya he dejado de correr y hacer tabla de gimnasia casera que me solía provocar más contracturas de las que ya tengo). Eso y comer sano con tal de mantenerme por debajo de los 50 kilos. Y no digo que lo haga por obligación, pues me gusta nadar (me relaja mucho), asi como ver una peli mientras sudo con la bici. Me hace sentirme mejor física y psiquicamente conmigo misma. Lo que me molesta es que para mantenerme en peso tengo que hacer eso todos los días. ¡¡Yo quiero ser una modelo de esas que dicen que comen de todo y parecen silfides!!

Ya se que la base de partida mia está mal. Me siento mejor con un cuerpo mejor. Miguel se mete mucho conmigo por eso. Dice que estoy obsesionada con el deporte y la comida para mantenerme en forma, cuando lo importante es que tu autoestima no debería depender de tu apariencia física. Y tiene razón. Pero yo suelo contraatacarle: ¿qué hay de malo en intentar sentirse mejor, aunque sea mejorando fisicamente? ¿Qué hay de malo en tener habitos sanos que te proporcionan no solo mejor estética, sino mejor calidad de vida? Ami en el fondo me gustaría no tener que hacer ejercicio y comer chocolate a todas hora, e inflarme de solomillo a la pimienta. Pero no puedo hacerlo. Mi afán por controlar mi peso no llega a la obsesión pero admito que tiene algo de preocupante y es que refleja mi dificultad para aceptar el paso del tiempo. Admito que lo que más me enorgullece es que mientras la mayoría de mis amigas ha empeorado fisicamente, yo por el contrario he mejorado mucho y tengo mejor aspecto físico ahora que con quince años. Y mientras ellas pensan diez kilos más que en nuestra adolescencia, yo peso unos ocho kilos menos.

No obstante tampoco creo que si tuviera dinero sería una adicta a las operaciones de cirugia estética (ufff, la de cosas que me arreglaría). Por mucho que me operara y que hiciera ejercicio, no podría tener el cuerpo de Blanka Vlasic (aunque me conformaría con 1,72 y no con su 1,92)

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