El mes de julio junto con el de marzo es uno de mis favoritos del año. No puedo decir lo mismo de Agosto, en el que los días ya empiezan a acortarse y vienen las fiestas de Leganés, en las que siempre la reflexión acude a mi mente en plan ¿quién soy? ¿de dónde vengo? ¿adónde voy?. No obstante el verano es mi época favorita del año, y si estoy de vacaciones, mejor que mejor.
Admito que desde que no coincido con mis amigas en las vacaciones, cuando éstas llegan, parece que no me apetecen tanto, pero una vez que me introduzco en el mundo del descanso, lo que no quiero es volver a trabajar. Este año he sufrido bastante el sindrome post-vacacional. En primer lugar por la gran cantidad de trabajo acumulado en mi ausencia (empiezo a creer que soy imprescindible en mi división= y en segundo lugar por la falta de motivación en mi puesto, que cada vez me parece más monótono y aburrido (que lo es).
Pero creo que aunque tuviera el trabajo más apasionante del mundo, si me pagaran sin hacer nada sería feliz. Ya me buscaría mis propias actividades y obligaciones autoimpuestas. Admito que de mayor quiero ser como la Preysler, cuyo único trabajo consiste en cuidarse.
Pero como soy pobre no tendré nunca esa suerte. En fin, volveré a la cruda realidad. Mientras, seguiré disfrutando del resto del verano... aunque sea trabajando
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