martes, 13 de diciembre de 2011

Todo está inventado

El siglo XX se caracteriza principalmente por el enorme avance tecnológico que ha habido. Gracias a la revolución industrial se han desarrollado múltiples tecnologías que nos permiten comunicarnos en segundos con personas a miles de kilómetros, cruzar un océano en ocho horas, operar sin abrir al paciente... Todo ello hace que el hombre contemporáneo se sienta en la cúspide de la pirámide del progreso y la inteligencia.

Pero resulta curioso que cuando buceas en los libros de historia o en esa gran fuente de información que es internet, o simplemente viajas un poco y vas a ver lugares nuevos, te das cuenta que todo, absolutamente todo, está inventado. Ahora nos creemos muy hábiles e inteligentes porque construimos edificios grandiosos y nos olvidamos que hace más de cuatro mil años se edificaron las pirámides sin las grúas que hoy existen.

Y el calendario maya, que simplemente basándose en la observación del cielo, era casi tan perfecto como el que tenemos hoy en día y que se corrobora con las mediciones realizadas por satélites de sofisticada tecnología. Y que decir de nuestro ordenamiento jurídico, basado en gran parte en el derecho romano de hace dos mil años. Y cuando ves la moda, cuando la ropa que se ponía tu madre hace treinta años la podrías llevar hoy perfectamente sin que nadie se diese cuenta de su antigüedad, entonces si que te das cuenta de que todo está inventado.

Supongo que en el fondo, por mucha tecnología que tengamos, por muchos satélites, internet, redes de comunicación, aviones, etc. el ser humano no ha cambiado tanto. Y nos olvidamos a veces de que todos los avances, progresos e ingenios que tenemos han partido de un cerebro que apenas ha evolucionado en los últimos cincuenta mil años. En realidad no nos diferenciamos tanto de aquel homo sapiens que inventó la rueda o el hacha de silex. Basta leer y viajar para darse cuenta de ello. Entonces si que recibimos una dosis de humildad.

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