jueves, 13 de mayo de 2010

Y por esto soy del Atleti

Tenía cinco años y era invierno. Lo sé porque fue antes de ir a parvulos (en septiembre del 84) y llevaba mi vestido azul de manga larga, que tanto me gustaba y que mi madre me ponía solo los días que hacía mucho frío. Era sobre mediodía y estaba curioseando en una pipa de bronce que nos regaló tío Ismael (q.e.p.d). Entonces lo ví: era un broche, pequeñito, con franjas rojas y blancas y osito pequeño. No sabía que era eso, de donde venía, pero me gustó. Tanto, que me lo prendí en el vestido.

Cuando mi madre echó el vestido a lavar le quitó la insignia y la devolvió a la pipa. Pasados unos días, puede que semanas, volví a curiosear en la pipa. Y de nuevo vi el broche. Mi hermano José Andrés estaba conmigo.

- ¿Y esto qué es? - le pregunté
- Es el escudo del Atlético de Madrid, mi equipo de fútbol.

Entonces, mentalmente yo me dije: "pues yo también me voy a hacer del Atleti" y desde entonces, ese es mi club. En mi casa mi padre (q.e.p.d) odiaba el deporte en general y el fútbol en particular. Y a los del Atleti les llamaba los rabiosos. Mi madre siempre ha tenido tendencis madridistas aunque no es entusiasta, ni mucho menos. Mis hermanos le deben su afición al equipo colchonero al tío de unos vecinos, que adiestró a varios vecinos en el gusto por el estadio del Manzanares a finales de los setenta.

Desde que voluntariamente me hice del Atleti he sufrido y disfrutado con el equipo. Tengo muchos recuerdos deportivos vinculados a mi equipo. Como aquella liga en la qu quedamos segundos tras el Barcelona siendo Clemente el entrenador. O la muerte de Vicente Calderón y el ascenso de Jesús Gil con el fichaje estrella de Futre. Y la victoria en el Bernabeu, cero-cuatro, con goles de Futre que vimos en casa mi hermano y yo con gran entusiasmo. Alemao, Baltazar, el record de imbatibilidad de Abel, Manolo, Quique Setién, Julio Salinas, Tomás Reñones, Alfredo Santaelena, Juanito, Caminero, Fernando Torres, el mono Burgos, Forlán...
El cuatro-tres al Barcelona en el último minuto. Los seis goles que nos metió el Barcelona. El año del doblete. Las dos copas del Rey consecutivas. Los dos años en el infierno. La derrota en el partido del Centenario. La UEFA de los ochenta, cuando nos eliminaban equipos de Hungria.

Muchas veces me han preguntado porque soy del Atleti. Objetivamente he de decir que soy del Atleti porque lo eran mis hermanos. Pero con los años yo he ido alimentando el sentimiento atlético. Y mi explicación es esta: lo fácil es subirse al carro del vencedor, apuntarte el tanto. Lo fácil es apuntarse al Madrid, al Barcelona, que son equipos con frecuentes victorias. Lo difícil es escoger el sufrimiento del Atleti, la inestabilidad de sus resultados, el ganar al vencedor de la liga y perder frente al colista. Lo difícil es seguir al que hace lo imposible y falla en lo fácil. Lo difícil es sacar pecho diciendo que soy del Atleti cuando el domingo te han humillado en la liga o te han mandado a segunda división. Y como por alguna extraña razón, tiendo a escoger en muchos aspectos de mi vida el camino más tortuoso y el de la autoflagelación, por ese motivo soy del Atleti. Porque va conmigo, con mi carácter, con mi idiosincrasia, con la vida misma. Porque así se disfruta más de la victoria y no se sufre tanto con la derrota.

Porque el Atleti es una metáfora de la vida.